China es conocida como la cuna de la civilización humana además de una potencia comercial que pudo sostener los embates de una globalización capitalista y despiadada evolucionando para salir airosa de este proceso mundial.
La ideología de este gigante asiático está
integrada por el Marxismo-Leninismo y las aportaciones de sus sucesivos líderes.
Esta se funda originalmente en la dirección de las políticas; industrial, agrícola,
monetaria y comercial a cargo del comité central del Partido Comunista (partido
de Gobierno).
Sin embargo, los líderes de esta
potencia mundial observaron la necesidad de adaptarse a las nuevas tendencias
internacionales, a diferencia de las políticas soviéticas, trasformando su economía
sin modificar su sistema político ni su régimen de gobierno. Dando la libertad
de actuar en el ámbito internacional, con la regulación del Estado pero sin que
este intervenga directamente, fomentando la inversión extranjera sin olvidar de
satisfacer el consumo de su mercado interno cuidando el bienestar de su pueblo.
Que el gigante asiático sea un competidor comercial de
suma importancia en el orden mundial no es un fenómeno reciente, a lo largo de
dos décadas el país creció un promedio de 10% tiene una fuerza laboral de 795,5
millones trabajadores, el desempleo es del 4 % y exporta casi US$2000 billones,
convirtiendo al mundo Chino en una potencia.
La economía en estos últimos años la economía China
mostro un crecimiento estable en tasas que rondaban el 8% anual. Nada más para
el 2013, el Producto Interno Bruto se ubicaba en 7,7%
interanual, un crecimiento de dos décimas más que el objetivo anual del 7,5%
fijado por el Régimen. Se estima que para el 2016 se mantengan en ese franco
crecimiento.
Tan grande es su influencia y poder económico
en el mundo que cuando las bolsas asiáticas caen se llevan consigo las
europeas, latinas y americanas. Tan enorme su poderío que mientras China siga
creciendo el mundo respira tranquilo pero si esa solidez llega a desaparecer
nadie quiere presenciar el coletazo que puede dejar en el economía mundial.
Por: Jonás Castellanos
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